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Foto del escritorClub Café Zimmermann

por Cristina Querol Gutiérrez


Desde ayer asistimos perplejos a una realidad que no esperábamos, Ucrania es atacada por Rusia. La guerra aparece para azotarnos aún más, después de todo lo que estamos viviendo. Reviso las redes sociales (Facebook) y de pronto encuentro algo que me llama la atención; un chico llamado Paul Boboc, sugiere que la música de Bach es un bálsamo para estos tiempos convulsos, un lugar para encontrar un espacio común.


Como sé que no todo el mundo participa de las redes sociales, transcribo el texto completo de Boboc y adjunto la obra musical que sigue a dicho texto. Creo que merece la pena.


"Escuchamos la música porque trasciende las líneas seccionales. La gran música nos recuerda que hay una humanidad subyacente bajo el barniz de la diferencia. Las guerras y los conflictos, por horribles que sean, no duran. La vida sí.

En solidaridad con las personas atrapadas en el conflicto de Ucrania, voy a publicar una poderosa grabación del Preludio y Fuga en La Menor de Bach, interpretada por Maria Yudina en Kiev en 1954.

Originalmente, el Preludio y Fuga en La Menor fue escrita para órgano en la época de su estancia en Weimar (ca. 1710 - una pieza temprana de Bach de mediados de los años 20). Posteriormente, Liszt transcribió la pieza para piano, como hizo con muchas de las obras de órgano de Bach.

La versión original para órgano es extraordinariamente poderosa, pero creo que la versión de Liszt para piano se impone por sí sola como un espléndido ejemplo del elegante arte de la transcripción musical.

Maria Yudina (amiga de Pasternak, Bajtin, Shostakovich y Sviatoslav Richter), no sólo fue una gran artista, sino también un ser humano inspirador e intrépido que se ganó la admiración de sus más ilustres contemporáneos. Su talento universalmente reconocido y su rectitud moral le sirvieron para atravesar las horas más oscuras del aparato estalinista. Yudina sobrevivió 17 años a Stalin y murió en 1970, bien entrado el mandato de Brezhnev.


La música de Bach ha impregnado la cultura de Europa del Este durante más de un siglo. Los pueblos de Europa del Este tienen a Bach en alta estima desde hace mucho tiempo, como demuestra su influencia en la obra de Enescu (Rumanía, país en el que crecí), Penderecki (Polonia), Bartok (Hungría), Stravinsky y Shostakovich (Rusia), y Arvo Pärt (Estonia), entre otros innumerables maestros de Europa del Este. La mezcla de profunda espiritualidad, intensidad existencial y lógica rigurosa de Bach ha encontrado naturalmente un hogar en el mundo de Dostoievski, Tolstoi y Miłosz. Como dijo Brodsky, "En cada pieza musical está Bach / En cada uno de nosotros está Dios".


Mi esperanza, ciertamente ingenua, es que, en estos tiempos inciertos y peligrosos, encontremos un terreno común en la música sublime de Bach y en las demás cosas que nos conectan. El futuro es nuestro. Por favor, no lo estropeemos aún más de lo que ya lo hemos hecho.

Espero que disfruten de esta espléndida música".



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Foto del escritorClub Café Zimmermann

Actualizado: 11 ene 2022

El Club Café Zimmermann quiere desearos feliz Navidad con este video en el que la música que lo acompaña está interpretada por su pequeña orquesta, formada por alumnos y profesores miembros del Club. Esperamos que os guste.



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Foto del escritorClub Café Zimmermann

Actualizado: 24 nov 2020

por Miguel Ángel Chamorro de Vargas




Hoy que conmemoramos el día de nuestra patrona Santa Cecilia, vamos a dedicar este espacio a un fragmento de la “Oda a Santa Cecilia”, del compositor G.F. Haendel, estrenada el 22 de noviembre de 1739 en Londres.


Esta obra que, en mi opinión, es la mejor de cuantas se han compuesto en honor a Santa Cecilia, está basada en un poema de 1687, del poeta inglés John Dryden. El tema principal de dicho poema es la teoría HARMONIA MUNDI, según la cual, la música fue una de las fuerzas principales para la creación de la Tierra: “al principio era el caos y el desorden y a través de los sonidos todo se organizó…llegando la Armonía”.


El fragmento que he seleccionado es el aria titulada “ What passion cannot Music raise and quell?” donde Jubal, descendiente de Caín (Génesis 4:21) y patrón de los Arpistas y Flautistas, descubre sonidos dentro de una concha o caparazón.


El texto cantado dice lo siguiente:

¿Existe pasión que la música no provoque?

Cuando Jubal tocó dentro de su caparazón, sus hermanos que escuchaban, le rodearon y asombrados, cayeron de bruces para alabar aquel sonido celestial.

Creyeron que era un dios quien habitaba ahí, dentro de la cavidad de aquel caparazón,

que hablaba tan dulcemente y tan bien. ¿Existe pasión que la música no calme?


Mi versión favorita de esta aria, es la que os ofrezco a continuación. Está dirigida por uno de los pioneros en poner en valor el estudio y la interpretación rigurosa de la Música Antigua, el gran Clavecinista y Director de Orquesta, Trevor Pinnock, al frente de su orquesta “The English Concert”.


La voz es la de la soprano Felicity Lott, quien acompañada por un solo de violonchelo, nos transporta a un espacio de relajación y belleza durante algo más de 8 minutos.


Espero que os guste. ¡¡¡Felicidades a todos!!






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